La belleza proporcionada por la música clásica es indudablemente el elemento imprescindible en toda ceremonia nupcial. En ciertos pasajes del acto religioso, el acompañamiento regala sus notas sublimes y eleva el rito de unión conyugal a planos en que fervientemente se cree en el amor. Por eso es importante elegir un repertorio adecuado para esta fecha. Te brindamos aquí algunas sugerencias musicales que te acompañarán en esos momentos inolvidables:
Entrada de la novia: Los invitados están todos en su lugar y expectantes del ingreso de la novia. El compañero de nupcias espera en el altar. Este momento es tradicionalmente acompañado por la Marcha Nupcial, de F. Mendelssohn.
Canto interleccional: Existe una breve pausa entre una lectura y la otra o antes del salmo responsorial. Este instante es aprovechado para la ejecución de una pieza musical. Uno adecuado y muy hermoso es El Mesías, de G. F. Haendel.
Previo al Evangelio: Antes de su lectura, se interpreta Alleluja del Exultate Iubilate, de W. A. Mozart.
Rito de matrimonio: Luego del consentimiento, cuando los novios intercambian anillos y arras, el ambiente es cargado suavemente por la música del Aria de la Suite No. 3 en Re Mayor, de J. S. Bach.
Ofertorio: Luego de hacerse las peticiones, el pan y el vino son presentados en la Eucaristía para su consagración. Esta acción es asistida por el Ave Maria, de F. Schubert.
Santucs: Exaltación que se acompaña con el Heilig, de F. Schubert.
Consagración: El pan y el vino ofrecidos se convierten en el cuerpo y sangre de Cristo. El cortejo sonoro ideal es la Meditation, de Thaïs. J. Massenet.
Paz: Los circunstantes expresan sus afectos de paz y bien con el prójimo. Un breve acontecimiento perfecto para una pieza musical que induce sensaciones de tranquilidad: Caresse sur l’océan, de Ch. Barratier & B. Coulais.
Comunión: Panis Angelicus, de C. Franck, es una pieza más o menos prolongada ideal en este punto de la ceremonia.
Acción de Gracias: Adagio de la Sonata KV 576, de W. A. Mozart.
Final de Ceremonia: Canticorum Iubilo, de G. F. Händel.
Firmas: La música de acompañamiento es una pieza amena: Jesus bleibet meine Freude, Cantata 147, de G. F. Haendel. Los nuevos esposos, así como sus testigos, firman el matrimonio contraido.
Salida nupcial: Al igual que en la entrada de la novia, la Marcha Nupcial, de F. Mendelssohn, acompaña la salida de los recién casados.