JOYAS EN ORO Y DIAMANTE

 

Hay joyas y hay piezas de arte hechas joyas. Tienen en común que son únicas, exclusivas, irrepetibles, y están elaboradas con materiales durables, tal vez considerados “one of a kind”, lo  que confiere a las piezas ese halo de algo que puede, con suerte, imitarse, pero nunca duplicarse.

 

No siempre las joyas son piezas hermosas, o de buen gusto para quien las mire. Lo que sí pueden hacer siempre es distinguir a quien las porta.

 

Es posible que, por amor a lo bello, la orfebrería se haya desarrollado a través de la Historia, como una manera de acercar a la humanidad a la eternidad, a la perfección. Las piedras, sean preciosas o semipreciosas, son siempre únicas. Y como sucede con el diamante, hace falta un ojo con visión trascendental para figurar el facetado, la mano diestra que realce su luminosidad y el conocimiento experto para hacer posible que surja todo lo que está guardado en el interior de la piedra.

 

Joyas de oro y plata con diamantes

Un diamante, por su dureza, brillo y durabilidad, solo puede ser combinado con elementos que armonicen con él, que se acoplen, para que, juntos, destaquen. Es así que en la confección de prendas se emplean el oro y la plata.

 

Si se humanizan los atributos del oro, éste sería un caballero discreto, reservado, un poco taciturno, en ocasiones tímido o retraído. ¿Y la plata? Una doncella brillante, conversadora, a quien no le gusta pasar desapercibida. El diamante es como un rey. Soberano, sereno, pausado, meditativo, refinado y silencioso, como lo es quien está seguro de su valor, de su personalidad y su consciencia.

 

Una joya elaborada en oro, plata y diamantes, representa entonces todos esos atributos de manera armónica. Discreción, reserva, autoconocimiento, autoestima, autorregulación. Saberse capaz, y tener el valor de decidir cuándo y cuánto. El poder en su más positiva expresión.

Joyas con Diamantes
Joyas en oro y diamante

 

Las prendas de oro, plata y diamantes hoy día se suelen realizar y adquirir en ocasión de una boda.  En el anillo que llevará la esposa, como obsequio de su esposo, representa una promesa de lo que se espera sea la vida juntos: él, poniendo a disposición de ella su riqueza, su talento, su poder material, su valor -en el sentido espiritual de la palabra-,  en un compromiso, en una alianza, en un acuerdo de “juntos es posible, juntos somos eternos”, y ella, al recibirlo y usarlo, muestra al mundo que está comprometida, que tiene un acuerdo, una alianza establecida.

 

Las joyas representan la materialización de los acuerdos que se hacen con el alma mientras se está en la tierra.